Hoy ha sido un lunes un poco mas duro de lo previsto. El día se alargo con un pequeño trabajo "rápido y sencillo" que no resulto ser "rápido y sencillo".
Da igual, mañana será otro día, y además al llegar a casa me enfunde mis mallas negras -como si de un superhéroe me tratara-, puse el último disco de Iván Ferreiro en el mp4 y salí a correr.
Hoy puedo decir que he encontrado mi ritmo. Hoy he sido libre corriendo a paso lento pero constante.
Hoy he vencido a esa sombra negra que me acompaña todo el tiempo cuando salgo a correr y que se agarra fuerte con dedos pringosos a mi cabeza, mis pulmones y mi corazón. Creo que esa sombra no esta hecha solo de fatiga.
No se porqué, pero hoy al salir lo he intuido. Sabía que hoy encontraría mi ritmo y que mi sombrío acompañante tendría la batalla perdida. Quizás fue un acto de fé, como suele ocurrir en estos casos.
Corriendo y corriendo, poco a poco esos dedos negros que atenazaban mi cuerpo han ido aflojando, ya no se aferraban con tanta fuerza y al rato ya sentía que empezaban a resbalar...
Dí un poco más, un paso más, una zancada más y la sombra desapareció, la deje atrás extenuada en el suelo con cara de derrota y fui libre corriendo hasta el punto de poder llegar a no parar nunca.
Ya todo daba igual, ya no me cansaba, ya no me costaba respirar... ya había encontrado mi ritmo.
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